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24 P. DAVID DE LA CALZADA Hoy el gran dormido es el mundo. Nunca de más ac– tualidad el famoso drama "La vida es sueño", de nuestro in– mortal Calderón. Pero ese sueño en este caso se llama fri– volidad, y, con frecuencia, pecado. Es sumamente peligroso, porque Dios no avisa, y la muerte se puede presentar en el momento menos previsto ... Las consecuencias serían pa– vorosas... Ya no se trataría sólo de la muerte del cuerpo, que inexorablemente tiene que llegar, sino de la muerte definitiva del alma, que es la condenación... Esa tragedia espantosa e irreparable, es la que está amenazando caer sobre el mundo estúpido, sumido en sue– ño de frivolidad y de pecado... ¿No será hacerle un in– menso beneficio, desp,?rt::.rle de su sueño? Pues esto es lo que yo pretendo con este libro. Despertar a los que duer– men. Dar un enérgico toque de alarma, a fin de que la catástrofe no les sorprenda en las peores condiciones. La muerte del cuerpo tiene que llegar; pero sería muy lamen– table que con ella viniera también la muerte eterna del alma: "Recuerde el alma dormida; avive el seso y despierte contemplando, cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando". Permitidme, pues, que yo encarne aquí el papel de aquel animalito de nuestra anécdota. Y, aunque tal vez mis hu– mildes maullidos puedan parecer a algunos molestos y hasta excesivamente desgarrados, que comparen con la eterna tragedia que les amenaza, y todo les parecerá leve. Despertador, clarinazo, toque de alarma quiere ser es– te libro para los despreocupados durmientes del sueño de la vida. Y, aunque el despertar violento puede resultar des– agradable para todos, bien merece que soportemos esta molestia por la salvación y la eterna felicidad de las almas. ¡Alerta! ¡Dios no avisa, y la muerte puede llegar cuan– do menos lo pensemos! Labios divinos nos han asegurado que vendrá como ladrón, y el ladrón no avisa nunca del día y hora en que dará el asalto ...