BCCCAP00000000000000000000519

RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 28i Pero no es esto sólo. En el transcurso del año, llegan a aquella soledad infinidad de personas a orar ante el Santo Cristo, a encomendarle sus asuntos y a cumplir las prome– sas que se le han hecho en difíciles circunstancias. Pudié– ramos decir que esa imagen vetusta polariza la devoción de todas aquellas latitudes. Y que esa devoción es como un reflejo de la honda religiosidad popular de las tierras de España. He aquí cómo la siente y expresa el poeta charro: "Donde Dios nos dé un campo deleitoso, levantamos los hombres una ermita; que así como el Edén es delicioso porque el Señor lo habita, el campo es más hermoso cuando el Dios que lo hizo, lo visita. Dios quiso un día derramar verdura sobre los campos de Cabrera amenos, y aquella casta de la sangre pura, la rica casta de los hombres buenos, aquellos que la vida atravesaron con paso de viajero que no yerra, una ermita en Cabrera levantaron, y vivieron con Dios sobre la tierra. Era la raza cuya muerte lloro cuando con Dios para llorar me encierro; almas de acero, corazones de oro, pechos de cera y miel, brazos de hierro. Hijos de Dios y para Dios criados, conocieron a Dios, fueron piadosos; pidieron sólo pan; fueron honrados; el mundo no los vio; fueron dichosos. ¡Con Dios vivir supieron, y en Dios, al fin, morir! ¡Cuán sabios fueron! Eran los campos su vivienda hermosa; los del hogar, sus pensamientos fijos; su eterno amor, la esposa; su eterno afán, los hijos; su instrumento, el arado; el bien querer su natural deseo, y el bien obrar su natural estado; y el Cristo de la ermita de Cabrera, su rey, su amor, su providencia era".

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz