BCCCAP00000000000000000000519

268 P. DAVID DE LA CALZADA el Segismundo de Calderón, que su fantasía les finge un paraíso de ensueño, a base de supervalorar las cosas mate– riales. Y cuando despiertan de ese engañoso sueño de la frivolidad, y se asoman al mundo maravilloso de lo sobre– natural, es cuando se da cuenta de que en él está la verdadera grandeza, riqueza, felicidad y gloria. Esto, de lo que no hacían caso, es lo real; lo otro, era lo ficticio. Lo primero, pues, que se impone, es sacar al alma de ese encantamiento o enajenación en que la tienen sumida las criaturas. En otras palabras, despertarla del sueño de la frivolidad, de sus fantásticas visiones hipnóticas. Un ingeniero norteamericano, Thomas Valentín, creó una agencia original en extremo. Como a muchos el des– pertador corriente, con su estridencia metálica, les ponía de un humor insoportable, su agencia se encargaría de desper– tarles dulcemente por teléfono, cantándoles una canción, la preferida por el interesado. Pero, como podría ocurrir que no a todos les gustara la música, el ingeniero contaba con un equipo de cincuenta personas que imitando, unas el ulular de las sirenas, otras el mugido del toro y otras el rugido del león, despertara a cada uno según sus prefe– rencias. Pero no con esto estaba todo inventado. Hay dormilones beatíficos que parecen inmunizados contra los despertado– res, y aun contra otros muchos ruidos corrientes del tre– pitante mundo de hoy. Y para volver a estos al mundo de los vivos, un ingenioso relojero de Nápoles ha inventa– do un despertador especial. Contiene un mecanismo que, al llegar la hora conveniente, pone en movimiento una cin– ta magnetofónica, en la que están grabados sucesivamente, el sonido agudo de una bocina de automóvil, los ladridos de un perro furioso, algunos disparos de fusil y, por últi– mo, una salva completa de artillería. Para despertar a los hombres de esta modorra de la fri– volidad y hacerles abrir los ojos a las realidades espiritua– les y eternas, la Iglesia cuenta también con despertadores especiales, capaces de hacer despertar a los más empeder– nidos dormilones: Los Ejercicios Espirituales, la Santas Misiones, los Cursillos de Cristiandad, etc ... En el mundo misterioso de las conciencias, estos medios tienen más efi– cacia, que para despertarnos del sueño fisiológico una sal– va completa de artillería.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz