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RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 255 que de servir a Dios lo mejor posible? ¿Qué no haríamos por enriquecernos fabulosamente de méritos para la eter– nidad? Pero no reflexionamos en estas cosas, y por eso caemos en esa indiferencia y olvido estúpidos, que originan la gran catástrofe de la frivolidad en nuestras vidas. Pudiendo en– trar por las puertas de la gloria eterna cargados de teso– ros, entraremos quizá como unos pordioseros, porque no pensamos en tan inconmensurables riquezas que en la vida tuvimos al alcance de nuestras manos... La vida frívola es el sueño de los idiotas, que se imagi– nan que están despiertos. Fisiológicamente están despier– tos; espiritualmente están amodorrados... Haydn compuso una sinfonía en sol menor, a la que la posteridad ha calificado de "Sinfonía sorpresa". Parece ser que el maestro estaba convencido de que, a pesar de la ca– lidad de su música, más de cuatro oyentes se habían de dormir durante su ejecución. Por eso, en medio de un tiem– po tranquilo y apacible, salta, de pronto, un atronador re– tumbar de tambores. El efecto era despertar a todos los que se hubieran dormido. Para despertarnos a nosotros de este otro sueño de la frivolidad, no hay mejor redoble de tambores que la refle– xión profunda sobre alguna verdad de nuestra fe. Pero, co– mo para muchos nunca llega la hora de esa reflexión, he aquí por qué continuamos tan tranquilos en nuestro sueño. "Tierra de olvido", -llamó el Salmista a nuestro mundo. Y un dormido no puede hacer nada a derechas. San Alfonso María de Ligorio escribe: "Sin la medita– ción, falta la luz y se camina en tinieblas". El sabio indio Sadhu Sing formula una gravísima acu– sación contra los cristianos de esta vieja Europa: "Un día, -dice el sabio-, estaba yo sentado cerca del Himalaya, a la misma orilla de un río. Saqué del agua una piedra hermosa, redonda, dura, y la partí. Su interior es– taba completamente seco. Esta piedra hacía tiempo que es– taba dentro del agua; pero el agua no había penetrado den– tro de ella. Lo mismo ocurre con los hombres de Europa. Hace si– glos que fluye en torno suyo el cristianismo, y éste no ha penetrado ni vive dentro de ellos. La falta no está en el cristianismo, sino en ellos".
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