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RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 19 casi siempre hay alguno que, al quedar a la espalda de esas personas, con una irónica sonrisa, nos hace un signo dema– siado expresivo. llevando el ín:lice ele su derecha a la sien, y haciendo con el extremo de ese dedo un movimiento rotato– rio. Es lo mismo que decirnos que allí no hay masa encefá– lica; que el charlatán, en vez de seso, tiene la cabeza llena de serín, o, simplemente, de aire. Hubo un actor de cine sumamente gordo. Toda su preo– cupación era el peso. Deseaba adelgazar, pero sin dejar de comer. Y tenía un excelente apetito. Por ver si adelga– zaba, no hacía m:ls que pesar::e en todas las básculas que encontraba a su paso. Quizá imaginaba averiadas aquellas que le daban mucho peso. Un día, ya con su equipaje en el andén de la estación, divisa una báscula automática. La tentación es irresisti- ble, y corre a en ella. Pero su sorpresa es enorme, al ver que la no marca más de treinta y ocho ki- los... Esta sí que estaba averiada, sin duda alguna. Un pilluelo que lo observa, le dice con sorna a otro camarada de su pelaje: ¡Anda! ¡El señorito gordo está vacío! ¡Cuántos por el mundo, gordos en la apariencia, con muchos kilos de sensatez y de cultura, en realidad están vacíos, huecos!... Pesan tan poco en la balanza de la sen– satez, que el viento de la frivolidad se los lleva en todas direcciones, como a la hoja seca desprendida del árbol en el otoño. Una imagen gráfica de esos espíritus frívolos la tene– mos en la veleta. L:, torre de la catedral se yergue esbel– ta hacia las alturas. Algo así como una oración en piedra que busca el cielo. Rematando la torre, está la Cruz. Y asida al asta de la Cruz, la veleta. La veleta es una pequeña pieza de metal, frecuente– mente en forma de b:mdera, y en ocasiones con otras for– mas, las más caprichosas. Cuando la atmósfera está tranquila y el aire no se mue– ve, la veleta permanece inmóvil. Pero apenas se mueve el aire, la veleta gira según la dirección que el viento le imprime. La veleta acusa siempre, no sólo la existencia del aire, sino tmnbil,n la dirección que lleva. Algo muy semejante ocurre con los espíritus frívolos. Son las veletas del mundo rnoral, y se mueven siempre
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