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234 P. DAVID lE: LA CALtAD!. tancia. Ve a través de los cristales la luz esplendente del exterior, los anchos horizontes abierto,;, y siente deseos de salir para gozar de su libertad. Como el cristal es transparente y, como tal, invisible, cree la mosca que no hay obstáculo en el camino, y tien– de el vuelo a todo motor, y se da una morrada monumen– tal, que la hace caer al suelo. Ante esa triste experiencia y amargo fracaso, debiera pensar que allí hay algo intermedio que ella no ve; algo que, inexorablemente, le impide el paso, y contra lo cual se romperá inútilniente la cabeza. Y, en consecuencia, buscar otro camino para el exterior, o esperar a que le abran la ventana. Pero ella no entiende de reflexiones, y sigue lanzándo– se una y mil veces contra el cristal, sin aprender la lección dolorosa. Hasta que cae extenuada, tal vez encontrando la muerte, cuando soñaba en una libertad feliz. Buscaba la fe– licidad; pero no era aquel el verdadero camino. El caso de la mosca tiene bastante semejanza con el ca– so de los hombres. Soñando en la felicidad, se lanzan por el falso camino de las riquezas, honores y placeres. Y, al ::hocar con ellos, en vez de la felicidad, se encuentran con el fracaso doloroso y cruel. Pero lo triste es que, en vez de aprender con la experiencia de su fracaso y buscar el ca– mino verdadero, con la terquedad de la mosca inconscien– te, vuelven a arremeter mil veces contra el cristal engaño– so, para darse nuevas morrada:; y cosechar nuevos fracasos. Esta fascinaci6n y engaño de las cosas humanas, prome– tedoras de felicidad, se da en todas las edades de la vida, porque hay hombres tan estúpidamente tercos, que no aprenden ni a la vejez. Pero indudablemente que se da más en la juventud, cuando todavía los fracasos no han sido muchos, y el vigor de la edad nos lo promete todo. Rubén Daría tiene unos versos reveladores de estos primeros y crueles desengaños de la juventud: "¿ Y por qué en tan corta edad lucha enorme, duda fiera? ¡Primavera, primavera: tú no dices la verdad! ¡En tus promesas divinas no me hablaste de dolores,
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