BCCCAP00000000000000000000519

RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 211 razonable es la de la indiferencia frente a las criaturas, y sólo usarlas para conseguir el fin que El nos ha fijado. La misma Providencia de Dios, está reclamando nuestra indiferencia frente a las criaturas. Dando preferencia a las que lisonjean mis pasiones y bajos apetitos, yo desbarata– ría los planes de Dios, que todo el tinglado de la creación lo ha planeado para mi bien. La indiferencia respecto de las criaturas ha de ser el principio. Después, cuando ya se ha reflexionado sobre la criatura en cuestión, y se ha comprobado que nos es conve– niente o perniciosa para el divino servicio, ahí ya no cabe la indiferencia. Nuestra norma segura ha de ser preferir siempre aquello que nos ayude al servicio de Dios y la sal– vación del alma. La criatura que nos es conveniente para eso, hay que aceptarla, en cuanto nos es conveniente. La que nos sería perniciosa, hay que rechazarla. La indiferencia en estos casos sería una monstruosidad. Unas comparaciones gráficas pondrán más en claro el asunto. Un enfermo desea, sobre todo, curar. Cierto día entra en la farmacia, y la ve atestada de los más variados específi– cos. Sin duda que alguno de aquéllos le vendrá bien para su dolencia; pero él no sabe cuál es. ¿Elegirá el primero que le salga al paso? ¿Se llevará el que más le agrade por la vistosa presentación externa? De ningún modo. Tal vez pudiera acelerarle la muerte; pues lo que está indicado pa– ra una enfermedad, pudiera ser pernicioso para otra. Su postura debe ser la indiferencia. No se debe decidir por ningún específico. Lo prudente es ir al médico. Este le reconocerá, le hará el diagnóstico, y le firmará una receta. Y con esta receta en el bolsillo, ya puede ir a la farmacia y pedir el específico recetado. Ahora ya no cabe indiferencia. Ese es el que le convie– ne, y ése es el que debe preferir. Los demás no le intere– san. Le son perfectamente indiferentes. Y aunque no le guste su presentación, y aunque su sa– bor sea detestable, sin duda que lo compra y se lo toma, porque lo que él persigue sobre todo es la curación, y ese específico es el que puede proporcionársela. Ahora es un caminante. Quiere ir a una ciudad determi– nada. Se echa a andar y, de pronto, se encuentra en una bi-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz