BCCCAP00000000000000000000519
kADIOClttAFfA DÉ t.A F1UVOLIDAD "Sociedad sin pudor que se derroca, adornando el placer y la mentira, con testa de oro y corazón de roca". 203 ("Epístola a un labriego"). La vida del hombre es un drama serio y transcenden– tal. Nosotros nos empeñamos en convertirla en una come– dia, y el mundo se llena de payasos. Y lo que ocurre es que la comedia viene a convertirse en tragedia; y la tragedia siempre tiene por resultado sangre y lágrimas. ¡Todavía di– chosos de nosotros si esas lágrimas se derraman a tiempo y ante un confesonario! ¡Desgraciados si no se derraman hasta el tribunal de Dios! Pongamos punto final a este largo capítulo con una anéc– dota curiosa y aleccionadora. El célebre poeta y cronista de las Indias, don Antonio de Solís, tan amigo de Calderón de la Barca, acababa de ordenarse de sacerdote. Todavía estaba viviendo la emo– ción de su primera misa. Un día se ve precisado a presenciar una discusión aca– lorada entre el Duque de Medinaceli y el Conde de Oro– pesa. La discusión se prolonga. Nadie se da por vencido. Don Antonio de Solís, ajeno a la discusión, guarda el más profundo silencio. De pronto, es el Duque de Medinaceli quien se dirige a él para preguntarle: ¿ Qué dice a esto el señor don An– tonio? A lo que Solís respondió con toda naturalidad: -Yo, señor, digo misa... En esta frívola algarabía del mundo en que vivimos, todo se enjuicia, todo se discute, todo se censura; y los hombres afirman o niegan a su capricho hasta las cosas más santas y venerables. Si algún día te preguntan a ti, como cristiano: -Y tú, ¿ qué dices a esto? Que puedas contestar entonces con santa firmeza: -Yo no tengo opinión propia en el asunto. Yo digo y sostengo lo que dice Cristo, mi Señor. Yo sostengo lo que me enseña mi Santa Madre la Iglesia. Yo quiero ir por el mundo como un peregrino que camina hacia la Patria, dando a todas las gentes mi testimonio de cristiano.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz