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RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD que a ti te ha dado jugos, fértil tierra, y a ti te ha dado savia, vieja encina". 157 Y al querer reincorporarse de nuevo a su vida honesta y trabajadora de siempre, convoca a toda su servidumbre para que le reciba cm1 gozo. También. él se reconoce un hi– jo pródigo que, arrepentido de sus extravíos, se vuelve a los brazos de sus queridos familiares: "Mayorales, gañanes y renteros, cabreros y pastores, colonos y yegüeros, guardas y aperadores, montaraces, zagales y vaqueros... ¡todos los hijos del trabajo rudo que regáis con sudor la hacienda mía, salid a recibirme! ¡Yo os saludo y os bendigo en la paz de la alquería! Vengo a anudar el hilo, roto en mal hora del vivir tranquilo; a humillar, cual vosotros, la cabeza al yugo del trabajo cotidiano. Que rueden por la mía, como ruedan también por vuestras frentes, las del honrado sudor gotas ardientes que cuesta el pan del día, y que sepan mis hijos inocentes cuando puedan mirar hacia el pasado, que el pan sabroso que los ha nutrido, era pan amasado con gotas de sudor por mí vertido". ¿No véis en esta inefable alegría del regreso al hogar injustamente abandonado, una como reminiscencia de aque– lla otra alegría, la del hijo pródigo al regresar a la casa del padre, tras la traición y el desprecio de su fuga? También allí la casa entera, con la servidumbre, se asoció al gozo del padre, al ver recuperado para la familia al ser entraña– ble que se había perdido. ¡Oh, la alegría del regreso! ¡El gozo de la recuperación! ¡La serena tranquilidad de sentirse de nuevo en el verda– dero camino, cuyo final es la eterna dicha! Hasta en el cie– lo se organiza una gran fiesta por cada pecador que se con-

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