BCCCAP00000000000000000000519

Íl.ADIOGR.AFÍA Dli: LA FRIVOLIDAD llevaban al dorso la fotografía de un monumento de arte, sino un texto aleccionador. Entre otras cosas, decían: "Desventurado aquel que se queda en la orilla y pone toda su esperanza en tierra firme, la de los hombres "ra– zonables", calculadores, seguros de sí mismos, que imagi– nan ser ricos y están desnudos, que creen construir para siempre, y sólo amontonan ruinas que siempre le acusarán". VI) Rectificar a tiempo. Luego, cuando los caminos de nuestra vida no van ajus– tados a las normas de la Ley de Dios, se impone una rec– tificación a tiempo. "Camino que no es camino, demás está que se emprenda, porque más nos descarría cuanto más lejos nos lleva", --que escribió Manuel [Machado. Si tú marchas por un camino, y de pronto te encuen– tras con un indicador que dice: "Este camino conduce a la cárcel", das media vuelta en el acto, y rectificas tu direc– ción. No es a la cárcel, precisamente, donde tú querías ir, sino al cine o al teatro. Todos los días estamos viendo por las calles de las ciu– dades, forasteros o turistas desorientados, que se acercan a nosotros diciéndonos: "Perdone usted. Yo quería ir al Mu– seo o a la Catedral. No sé si voy bien o voy descamina– do" ... Y al cerciorarles nosotros de que, en efecto, van des– caminados, rectifican al instante de acuerdo con nuestras orientaciones. ¡Cuántos marchan en la vida por caminos de pecado! La fe sale al paso enarbolando un indicador escalofriante. Leed lo que dice: "Por este camino se va al infierno para siempre" ... Es la fe quien lo asegura. No obstante, muchos hombres idiotizados por la frivolidad o drogados por el materialis– mo de la vida, continúan despreocupadamente por ese ca– mino, sin querer pensar siquiera en su paradero ... Dicen que al norte de Brunswick, Maine, se ha trazado, no hace mucho tiempo, un nuevo y bastante complicado cruce de carreteras. Los indicadores son modernísimos. Sólo tienen un defecto, que obligan al automovilista a leer

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz