BCCCAP00000000000000000000519

RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 107 porque Dios, con su acción inmediata, a toda hora y en to– do momento, te está conservando en el ser. En otras pala– bras, te está creando a cada instante. Por eso Dios es tam– bién tu Conservador. A esto pudiéramos añadir una larga lista de inefables beneficios divinos con que Dios te abruma constantemen– te; pero estos solos de la creación y conservación bastan y sobran, para hacer comprender a cualquiera su dependen– cia radical y absoluta de Dios. Quieras o no quieras, eres una criatura de Dios, propiedad absoluta de Dios, súbdito de Dios, dependiente de El en todo momento para poder subsistir. En la más estricta justicia, Dios puede disponer de ti como le plazca. Claro que te ha concedido el don inefable de la liber– tad; pero no podrá dispensarte de servirle. Y si tú, en uso indebido de esa libertad, optas por no servirle, por ofen– derle, eres responsable ante El, y de tu injusticia ha de pedirte un día estrecha cuenta. II) El hombre, súbdito de Dios, está obligado al cum– plimiento de sus leyes. La consecuencia es clara. Ni Dios mismo podría eximir– nos de la sagrada obligación de amarle y de servirle. Y cuando El ha pasado adelante y nos ha puesto leyes con– cretas, bien manifiestamente nos ha dado a entender el ser– vicio que exige de nosotros. Las leyes de Dios van condensadas en los diez Manda– mientos. Código supremo, porque emana de su suprema au– toridad. Código sublime, porque encierra tales valores es– pirituales y morales, que sólo a Dios se le pudo ocurrir. Código completo, porque abarca nuestros deberes para con Dios, para con nuestros padres, para con nuestro prójimo y para con nosotros mismos. Código universal que obliga a todas las razas, a todas las naciones, a todas las clases so– ciales, a todas las edades de la vida, y que tiene por esce– nario o circunscripción todo el universo habitado. Código necesario, porque sin él no puede haber buen gobierno en la sociedad. Código imprescindible, porque sin él no hay salvación. Donde haya un hombre, allí hay un súbdito de Dios, obligado al cumplimiento de su Ley. Nadie en el mundo puede eximirse de esa sagrada obligación. Y tan súbdito de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz