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94 P. DAVID DE LA CALZADA ciertas ideas que conceptúo fundamentales, en gracia al bien de las almas, que es lo c:ue, en definitiva, se persigue. Y entremos ya decididamente en la materia de este ca– pítulo. Cuando tratábamos del falso enfoque, con que la frivo– lidad intentaba descubrir el auténfr:o valor de las cosas, rechazábamos de plano el criterio del mundo sofista y en– gañador, el criterio de las pasiones que buscan únicamente la satisfacción de los propios instintos, y rechazábamos tam– bién el criterio egoísta fundado en la mera utilidad mate– rial. No todo lo que nos proporciona más ventajas mate– riales, es lo mejor; porque en ese caso tendríamos que de– cir que el robo, el fraude y la usura son cm,as excelentes; lo que contradicen la razón, la moral y la fe. No estará de más ahora establecer algunos principios generales, que nos orienten y predispongan a juzgar recta y acertadamente sobre el ~mté:ntico valor de las cosas. He aquí algunos elementales: 1) El hombre vale más que el mm:ido entero. Esto que pudiera parecer a alguno pura fanfarria, es una auténtica realidad que nos halaga y, a la vez, nos com– promete. Quizá no acepte el hecho el hombre con criterio mate– rialista, para el que un saco de millones resulte más coti– zable que todos los habitantes de b Península Ibérica. Pe– ro lo aceptará sin más el hombre racional y consciente y, sobre todo, no tendrá nh:cgurw dificultad en admitirlo un cristiano. Se ha llamado al hombre "microcosmos"; digamos, "mundo en nüniatura", porque él condensa, en su peque– ñez, todas las excelencias de la creación visible. El tiene materia, como los cuerpos inertes e inanimados. Tiene un organismo maravilloso, que vegeta y funciona admirable– mente, animado por el misterio de la vida. A semejanza de los espíritus angélicos, tiene un alma espiritual e in– mortal, destinada a una eternidad gloriosa. Y esa alma es– tá adornada el.e las tres potencias admirables, memoria, entendimiento y voluntad, que la convierten en una ima– gen de la Trinidad Santísima. Todo este mundo fabuloso de las criaturas inanimadas, de los vegetales y de los animales, con todas las maravi-