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ARTICULO XIV Es verdad que desde el mismo día de la detención se presentó el S. D. como religioso capuchino, y mantuvo en la cárcel una conducta religiosa y ejemplar. No se despojó del Santo Hábito sino cuando fué obligado. Hombre manso, pero fuerte y generoso frente al martirio, no retrocedió, antes bien, quiso seguir la suerte de sus Hermanos, y ser su compañer o en la hora del martirio, y sacrificar con ellos el bien supremo, la vida, por la redención de España. Como lo probarán, etc. MARTIRIO DEL SIERVO DE DIOS FRAY EUSEBIO ARTICULO XV Es verdad que bajo el fútil pretexto de un bombardeo de los Naciona– les a objetivos mílítares realizado en la Villa de Gijón, el día 14 de agosto de 1936, como a las cuatro y media de la tarde, irrumpió una turba de re– voltosos en la iglesia-prisión disparando armas de fuego para matar a todos los detenidos. Los insultos y las blasfemias eran inauditos. En esos momentos, los pobres detenidos se refugiaron en las capillas laterales de la iglesia-cárcel, a fin de no verse alcanzados por las ráfagas de las ar– mas de fuego. El joven Gaspar Díaz Jove, viendo acercarse la hora supre– ma pidió a los religiosos que dieran la absolución a todos los detenidos El P. Arcángel trazó la señal de la Cruz. Hechc apenas esto, cogieron 1.os milicianos a los presos y empezaron a escogerlos para la muerte. Primera– mente eligieron a quellos contra quienes abrigaban antiguos rencores, pa– ra vengarse; después a Sacerdotes y Religiosos; finalmente, aquellos que sin estar seguros, sospechaban que eran Sacerdotes, Desde este·momen– to empezó el triste desfile de los mártires. Todas las víctimas fueron sere– namente al martirio. Ninguno opuso resistencia; todos se enfrentaron al piquete de ejecución rezando el Santo Rosario, invocando así, de la Ma– dre del Ciélo, la fortaleza y la serenidad en la hora suprema del sacrificio. Como lo probarán, etc. ARTICULO XVI -Es verdad que en los alrededores de la cárcel se agolpaba una gran muchedumbre; unos en forma de meros curiosos, otros insultando a las víctimas y blasfemando sin tasa. Predominaba el elemento femenino que con gestos y palabras alentaban a los asesinos. Entre tanto odio no se 61
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