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to de J-ulio, el S~ D., con heroica fortaleza confirmó -esta voluntad. A una señorita amiga de la Orden, y penitenta suya, que le aconsejaba, dada la gravedad de los acontecimientos, que se despojara del Santo Hábito y que se hiciera pasar como un asilado, cosa que sería muy fácil, ya por la aban– zada edad del Siervo de Dios, ya por el precario estado de su salud, el S. D. respondió: «¡De morir, quiero morir en el Convento y con mi hábi– to!». Quiso correr la suerte de sus Hermanos y ser su compañero de mar– tirio, y sacrificar con ellos el bien supremo, la vida, _por la salvación de Es– paña. Como Jo probarán, etc. MARTIRIO DEL SIERVO DE DIOS PADRE ARCÁNGEL · ARTICULO XVIII Es verdad que bajo el fútil pretexto de un bombardeo de los Nacio– nales a objetivos militares realizado en Gijón el día 14 de agosto de 1936, como a las cuatro y medía de la tarde, irrumpió una turba de revoltosos en la iglesia-prisión, disparando armas de fuego, para matar a todos los detenidos. Los insultos y las blasfemias eran inauditos. En esos terribles momentos los pobres detenidos se refugiaron en las capillas laterales de la iglesia-cárcel, a fin de verse libres de ser heridos por las ráfagas de las armas de fuego: Un joven -llamado Gaspar Díaz Jove, viendo acercar– se la hora de la muerte, pidió a los religiosos que dieran a todos los pre– sos la absolución sacramrntal. «En aquel preciso momento Ramón Tuya Solar, que estaba también en mí grupo, dijo en alta voz, «que todos rezá– semos el Señor mío Jesucristo»: Todos seguimos su consejo», y el S. D. Pa– dre Arcángel, trazó la señal de la Cruz, impartiendo la Absolución Sacra– mental. Hecho apenas esto, los milicianos cogieron a los pr esos y empeza– ron a _escogerlos para la muerte. Primeramente eligieron a aquellos contra quienes abrigaban a·ntíguos rencores, para vengarse; después a Sacerdotes y Religiosos; finalmente, a aquellos que, sin estar seguros, sospechaban que eran Sacerdotes. Desde este momento hasta las primeras horas de la mañana siguiente continuó el doloroso desfile de los mártires. Todas li;is yj<:tima{) afrontaron el martirio s~renamente, Ninguno opuso, resistencia..

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