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pensamiento de las ofensas hechas a Dios, era para él un poderoso estí– mulo para combatir el pecado de los otros. Toda la vida de religioso fué un perenne estudio de los medios más oportunos para amar y hacer amar al Señor. Era incansable en sus esfuerzos para educar la mente de aque– llos de quienes era responsable. Como lo probarán, etc. ARTICULO XI Es verdad que su mente y su corazón se elevaban frecuentemente a Dios. Con el amor a la oración y a la Santísima Eucaristía creció en el S D. el conocimiento del mismo Dios. Su plegaria fué intensa y excelente; se unía y se aba:"ndonaba con confianza a Jesús; aún más, gozaba de poder sufrir a imitación del Divino Maestro, aceptándolo todo como venido de la mano de Dios con imperturbable calma, siempre contento, alegre y jo– vial. Como Jo proba,rán, etc. ARTICULO XII Es verdad que el S. D. alimentó un amor y una devoción verdadera– mente filiales hacia la Saptísima Virgen, la cual devoción fomentó, ya en los otros reHgiosos, ya en los seglares, no omitiendo nada, sino haciendo cuanto pudo por honrarla. Fué constante en el rezo del Santo Rosario, devoción que le producía gran consuelo y una gloria celestial. Jamás, ni siquiera en las horas más tristes de su prisión se olvidó de su Madre de: Cielo, sino que trabajó cuanto pudo por hacerla conocer y amar de los otros compañeros de doloroso cautiverio y a los fieles. Como lo probarán, etc. REVOLUCION Y DETENCION DEL SIERVO DE DIOS PADRE BERARDO ARTICULO XIII Es verdad que al desencadenarse la persecución religiosa en España, empezó al asalto a los Conventos. De hecho, el 21 de julio de 1936 siguió también el Convento de Capuchinos de Gijón la misma suerte. Los religio– sos buscaron refugio en los sótanos del Convento; pero el S. D., viendo , que no volvían los PP. Daniel de Sardonedo y Lucas de Valladolid y el 10
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