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»El 17 de julio del mismo año 1936 pasé casi toda la tarde en su compañía dentro del convento de Jesús. Eran momentos de desbandada; los religiosos busca– ban casas de confianza donde alojarse; ciertas perso– nas de solvencia se llevaban a sus casas objetos de valor para librarlos de la presentida y segura rapiña de los rojos r evolucionarios. El padre Andrés , el que su scribe y dos Hermanos legos procuramos sacar con mucha cautela la imagen de la Inmaculada, que hab ía en la nave lateral de la iglesia, llevándola en una ca– mioneta a la próxima calle de Cervantes, donde vivía una familia muy conocida del padre Andrés . Allí que– dó oculta durante toda la gu erra, sin que fuera descu– bierta por la milicianada, que más de una vez registró aquellbs locales. »El 20 de julio apenas si quedaba ya algún pad re en el convento. El p ad re Andrés ha procurado buscar casa para muchos . La estancia en «Jesús » es peligrosísima. Con dolor en el alma y «camufla dos » de paisano, todos los religiosos se ven precisados a dejar la m ansión de paz. »El día 21 a saltan los milicianos el convento, en don– de ya no había más que tres hermanos cooperadores que se descolgaron por una ventana al p atio de u na casa contigua». El padre Palazu elo se va por la noche con su sobri– no don Maximiliano a la pensión sacerdota l de la calle de Larra, entonces número 3, donde quedáb a– mos seis sacerdotes , que en días sucesivos iban des– apareciendo en busca de lugares más seguros. El 25 de julio tuvo lugar un registro en dicha pen- 35

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