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CESA.REO DE ARMELLADA es una verdadera pena, y es necesario algún aliciente que nos lo suavice... Es, pues, claro que las mitas no son el medio de corregir la apatía de los indios. En caso de existir este vicio, yo diría que la abolición de la mita es su remedio" ( Sr. Cas– tillo). "Desde esa época ( de las encomiendas) el indio se fué haciendo inepto, indolente y perezoso, como naturalmente se hace todo hombre cuando no tiene tierra propia que cultivar, cuando no suda para sí y cuando ni aun participa del fruto de su trabajo" (Sr. Olmedo). 2.~Sobre abolición del seruicio personal. Dijo el proponente: "Nada más justo que los fíeles den la manutención a los ministros del altar; pero yo creo que será mucho más favorable a los indios pagar como las de– más clases los respectivos derechos, que no contribuir con servicio personal, que los expone a muchos abusos y que les es sumamente gravoso." La Comisión apoyó enteramente esta proposición so– bre el servicio personal a los curas doctrineros o "a otros empleados o funcionarios públicos, obligándoles a satisfa– cer los derechos parroquiales en el modo que lo hacen las demás clases". Y el Sr. Castillo, ampliando conceptos, dijo con énfasis: "Señor, es menester no olvidar que entre las propiedades de un ciudadano la más sagrada es la de su misma persona, por la cual puede hacer valer sus facultades, sin que nadie pueda impedirle su uso impunemente. A no ser así, ¿qué im– porta que la sociedad respetase nuestros bienes si no respe– tase de la misma manera nuestras personas? Pues esta propie– dad tan sagrada es atrozmente ofendida respecto de los indios, obligados siempre a hacer lo que se les manda; sus personas son el juguete de sus jefes o mandarines." - 76

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