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GESAREO DE ARMELL.4.DA Cajas Reales sufraguen los sínodos, "ínterin se establece, si se tuviere por conveniente, el que los indios diezmen, como pidió el fiscal en el año anterior" (Sr. Foncerrada). El Sr. Mendiola opinaba en contra de los diezmos, y por lo mismo tuvo que ocuparse de ellos: "Nunca convendría yo en la medida que propone el señor Foncerrada, para que los indios paguen diezmos como en con– secuencia del relevo del tributo." Con él, dice, estarían "gra– vados los indios peor que con el tributo".-" Pero siendo incon– cusa su obligación de pagar a sus ministros que los enseñan, confiesan y administran ... , es fuera de toda duda que sus oblaciones deben arreglarse a la cóngrua sustentación que fal– ta a sus ministros." El Sr. Gallego dió ciertamente en el clavo cuando dijo: "Se clamó contra el tributo de los indios, se oyó tratar de inhumana, de repugnante y de vergonzosa dicha contribución, y las Cortes la abolieron con la condición de buscar un medio más cómodo y decente de suplir este déficit, que resulta al Era– rio público." El Sr. Guereña insistió en que los indios contribuyeran con algo, como se prevenía en el Código de Intendentes, donde se mandó que "se formasen (por los obispos) aran– celes equitativos y arreglados a la pobreza de aquellos na– turales; disposición ciertamente conforme a la razón y a todo derecho por la sustancia y por el modo". " ... una obligación de parte de los pueblos, apoyada en las leyes naturales y divinas de compensar a los ministros del santuario el trabajo que generosamente consagran a su direc– ción e intereses eternos." "No se creyeron inmunes o libres de semejante contribución ni los egipcios respecto de sus sacer– dotes, ni los étnicos con los de sus falsos dioses, ni los árabes con sus agoreros, ni los gentiles con Hércules." Sin ello "fal– taría un medio para que reconociesen a sus párrocos, y éstos -62-

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