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ÓESAREO DE A.RMELLADA cosas diesen para pagarlas? ... Algunos indios, pr.1 vengarse del corregidor nuevo, se aprovechaban de sus pocos conoci– mientos y procuraban engañarle pidiendo más de lo que po– dían pagar; luego se huían y quedaban unos vagos perdidos para la sociedad; y el corregidor, que sufría esta pérdida, re– cargaba más la mano sobre los infelices que quedaban ... Con– vengo en que los indios no son muy aplicados al trabajo; pero de aquí no se infiere que no se apliquen por ociosos. No tra– bajan porque cuanto más ganen, más les roban; hacen bien. Yo creo que la indolencia, natural a todos, no se excita o des– pierta sino por el deseo de adquirir los bienes o evitar males ... Esta especie de indolencia sería común a todos los que se ha– llasen en sus circunstancias." El Sr. Lisperguer abogó por que suprimidos los tribu– tos, se quitasen también los subdelegados empleados en su cobro, e igualmente por que se suprimieran los intenden– tes, "que gozan de unos sueldos exorbitantes y de una au– toridad excesiva". "Los subdelegados son tiranos, que han perdido la Amé– rica, a quien se haría un gran bien si se suprimiesen." El Sr. Mejía, por su vez y con palabras muy acertadas, hizo también odiosos. estos "repartimientos". "Se trata de los jueces que son comerciantes, y esta sola idea agravia a toda buena política. El juez, para ser imparcial. es menester que no tenga parte en las cosas que se venden ... Luego, como todos los empleados son temporales, resulta un vejamen grandísimo, pues todos van a cosechar, y se compro– mete el decoro del Gobierno. Jamás el de la Metrópoli ha aten– dido a otra cosa que a favorecer al infeliz; y para convencerse de esto, basta ver el Código de las Indias. Pero el defecto de los Reyes es que nunca alcanzan sus ojos hasta donde llegan sus brazos, y aquellos países están muy remotos." El resultado de todo fué la aprobación de la proposi– ción siguiente: -- 50 -