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LA CAUSA JNDIGENA AMERICANA EN LAS CORTES DE CADIZ Aquí intervino nuevamente el Sr. García Herreros para decir: "En cuanto a los encomenderos, sería conveniente que acompañasen el título de la encomienda, porque nos dará bas– tante conqcimiento para acertar en la recompensa, que según el título será más o menos o acaso ninguna." Apoyaron esta proposición los Sres. V aliente y Due– ñas. Este dijo: "Es acertado pedir ese título de adquisición, porque hay encomiendas que deben subsistir y otras derogarse. Las que tengan los descendientes de Moctezuma, es justo que las con– serven; pero las de los descendientes o parientes de algunos virreyes, como, por ejemplo, Branchiforti y otros, ¿por qué han de conservarlas? Así apruebo que se exijan semejantes títulos." La proposición pudo haber derivado en discusión so– bre la permanencia o, mejor, no permanencia de ninguna encomienda (¿por qué sí las de los descendientes de Moc– tezuma?, pregunto yo); pero no se oyó ninguna voz que clamara contra ellas. Más afortunado que la vez anterior, el Sr. García He– rreros logró que su proposición fuese aprobada en los si– guientes términos: "Que deberán remitir los encomenderos los títulos origi– nales de la adquisición de las encomiendas o testimonios de ellas." Este asunto, igual que el anterior y el siguiente, se ven– tiló en la sesión del día 12 de marzo de 1811 . - 47

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