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LA CAUSA INDIG-ENA AMERICANA EN LAS CORTES DE CADIZ con los indios, son las del Sr. Quintana, Sr. Argüelles y Sr. V aliente. Dijo el primero, al oír que sin más explicaciones se ha~ blaba de que se eHgiera un diputado por cada 50.000 almas: "Yo jamás seré de opinión que el indio sea representado por otro que por un indio, el criollo por otro que por un criollo, el mestizo por otro que un mestizo. Estas tres clases me las figuro como tres provincias: así lo considero justo y necesario, y no es posible admitir la representación de otro modo, porque sería cosa ridícula que un murciano representase por un ca– talán, un valenciano por un gallego, un vizcaíno por un anda~ luz." Y repitió sus ideas sobre la sola voz pasiva de los mulatos y sobre que los negros tuvieran su apoderado en Cortes. El Sr. Argüelles apuntó la dificultad, que ciertamente se suscitaría, de excluir las castas, y deducía de esta ex~ clusión, propuesta por los mismos diputados americanos, que una cosa tan compleja se estudiara más y se resolviera con mucho tino. Y, por otra parte: "Bien sabido es que la parte que tendría más derecho de reclamar sobre esto, es la que menos se queja: los indios, señor; sobre éstos principalmente ha recaído todo el cúmulo de veja– ciones que se alegan ... " El Sr. V aliente trató de rebatir ese tal cúmulo de ve~ jaciones que se alegaban contra los españoles americanos y contra los indios. Y también hizo reparar a los diputados americanos, igual que el Sr. Argüelles, cómo ellos mismos estaban discordes sobre las castas, no obstante pasar, se~ gún los cálculos, de los cinco millones. Y dijo: "Desde el principio del admirable descubrimiento de las Indias, constantemente se han estimado los españoles nacidos en aquellos dominios sin obstáculo alguno, en razón de lugar, para optar según su mérito a los mismos empleos y dignidades que los nacidos en Europa; y aun con respecto a los indios y - 31-

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