BCCCAP00000000000000000000513

CON FLORES A MARÍA 3 israelita, llevando consigo al Niño, para ofrecerlo al Señor. Si grande es la humildad y obediencia de María, ¿qué decir de su caridad, entre– gándonos tan pronto y tan sin reserva un Hijo a quien sabía íbamos a tratar de modo tan ignominioso? Ante tanta virtud y tanta bondad de María, sólo nos resta levantar nuestra voz para decir con humilde reconocimiento: "¡Gracias, Santa Virgen y Madre de Dios!" Meditemos brevemente en este misterio de humildad, de obediencia y caridad de María, y pidamos la gracia que deseemos consegmr. Pata m ejor obtenerla, le dirigiremos lds siguien– tes deprecaciones y Avemarías, como en la pág. 16. JACULATORIA ¡Salve, Virgen obedientísima ! Enséña– nos a aceptar humildemente las disposicio– nes de Dios. FLOR PARA ESTE DíA Sí algo desagradable me sucediera, lo aceptaré resignadamente para obsequiar a nuestra Madre celestial.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz