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EN LOS DOMINGOS DE MAYO 195 Y que morirán las flores , Llevándoselas el viento; Y entonces, ¿ qué ramilletes A nuestra Madre traeremos? ISABEL. . ¿ Qué ramilletes? Pues oye: En nuestras almas tenemos Un jardín siempre perenne, Que nunca se pone seco, A no ser que, siendo malas, Su cuidado abandonemos. Y aunque en su loca carrera Vayan pasando los tiempos, Siempre fecundo estará El jardín de nuestro pecho. CARMEN. Mira, Isabel, si mas claro No te expresas, no te entiendo. ISABEL. Pues quiero, Carmen, decir Que, si ser buenas queremos, Y vivimos una vida Según de Dios los deseos, Tendremos siempre mil flores Que a María den contento. Y esas flores tan preciadas, De nuestra Madre embeleso, Son lás virtudes y dones Que ofrecerá nuestro anhelo. Esa es la rosa del amor Que hoy a la Virgen prometo, La azucena blanca y pura De la pureza sin v,elo; La siempreviva galana De la gratitud del pecho Y la dulce pasionaria, Del dolor emblema tierno.
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