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1fl8 NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN Día 9 MEDITACIÓN: NO ME DEJES, MADRE MIA Esta súplica del alma devota a la Virgen es muy hu– mana. Ya se ha entregado a Ma1ia, ya está dedicada a ella con «alma, vida v corazón». ¿No es esto bastante para vivir sosegada y contenta? Si sólo dependiera de la Virgen, sí ; pero es que el alma tiene la dolorosa ex– periencia de su propia inconstancia y debilidad. Sabe que humanamente puede poco, y no tiene ninguna con– fianza en sí misma. Por eso este temorcillo de sí ; por eso no se fía, sabiendo que el enardecido propósito de hoy puede convertirse en una traición a la siguiente mañana ; y por eso también, sintiendo la angustia de una posible defección, levanta su voz enternecida a la Virgen para decirle: «No me dejes, Madre mía», que es como si dijera: «Maria, no me dejes sola; es verdad que me he consagrado a. Ti; pero, ¿y el mundo? ¿Y los enemigos todos del alma, que me acechan agobiantes? Temo, Maria; temo y necesito . una fortaleza especial para mi fidelidad. Y esa fortaleza es Ella; un solo deste– llo de sus virginales ojos basta; de ahí que clame con angustia, pero con toda confianza. No me dejes, Madre mfa. ¿Son nuestras súplicas así de apremiantes y con– fiadas? Si pidiéramos siempre así, de qué modo más diferente se hubiera escrito nuestra triste historia. Meditemos brevemente y pidamos la gracia que desea– mos conseguir. Para mejor obtenerla le dirigiremos las siguientes de– precaciones y Avemarías (como el día primero). EJEMPLO: ESPA:Ñ'A Vamos a terminar la serie de ejemplos puestos durante la Novena. Ahora ya no es un individuo aislado o una institución particular. Es hora de decir que, como tipo y modelo de amantes de la Virgen, se tiene a España entera, colectivamente. Y esto no es un alarde espafiol : es una verdad que todo el mundo reconoce y nadie osará disputar. Hay un hecho que lo acredita plenamente.
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