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NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN 15í se debería decir esto. SPamos imitadores de sus viri¡ina– les virtudes, y bien seguro que un día seremos nosotros el recreo de Dios. Meditemos brevement~ y pidamos la gracia que desea– mos conseguir. Para mejor obtenerla le dirigiremos las siguientes de– precaciones y Avemarías (como el día primero). EJEMPLO: SAN EF'REN La antigüedad cristiana tuvo también la dicha de ren– dir su tributo de gloria a la Inmaculada. Queremos fijar hoy la atención en el sirio San Efrén. San Efrén es la poesía al servicio del bien, y más par– ticularmente de la Madre de Dios. Efrén fué piadoso aun desde niño. Su humildad conía parejas con su devoción ; por eso, aunque el amor le llevaba hacia Dios, el sentimiento de su insuficiencia le detenía un tanto, y, no obstante sus grandes talentos y virtudes, no se atrev~o a escalar todas !as gradas del altar, quedándose de simple diácono. San Efrén fué un cantor asombroso ; sus versos son de un hechizo insuperable. Por eso, entre otros nombres gloriosos con que se le conoce, se le ha llamado «Lira del Espíritu Santo». Esta lira vibraba con sonoridad ja– más oída cuando entonaba alabanzas a la Madre de Dios, limpia y sin pecado. Son estrofas éstas que no pue– den leerse sin sentirse transportado por ferviente emo– ción. En una de sus poesías se declara decidido defen– sor del privilegio de su inmaculada Concepción. Dice hablando con el Señor : «vos y vuestra Madre sois los únicos que sois enteramente hermosos; pues ni en Ti, Señor, hay mancha, ni mancilla alguna en tu Madre.» Aprendamos de San Efrén a poner al servicio de nues– tra Reina aquellos dones con que nos haya dotado el Señor. Consagración y oración final, etc., como el día primero.
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