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14-8 DÍA 31 nos valen las oraciones de las almas bue– nas y la protección que desde el Cielo nos dispensan los Santos. Pues bien; si cual– quiera súplica o protección es útil, lo es en grado máximo la intercesión de nuestra Madre María. En efecto, ¿quién tan santa como Ella? ¿Quién tan influyente ante Dios, para al– canzarnos el divino favor? ¿Quién podrá alegar tanto mérito para obtenernos gra– cias, como la que consagró totalmente Sll: existencia al cuidado de su Hijo, sin esca– timar dolores de muerte? Nadie como Ella, ciertamente. Dios no negará nada de cuan– to María le pida. Su intercesión es la más apreciable y eficaz. Pero todav ía decimos más. La mediación de nuestra Madre no sólo es útil, sino que es necesaria. Dios lo ha querido así. al de– cretar que no descienda gracia del Cielo a los hombres, si no es por medio de María. Es– ta proposición, hoy no es más que creencia piadosa y general; pero el día en que, como esperamos , sea declarado dogma de fe la Mediación universal de María, ya podre– mos proclamar a voz en grito: ¡Oh, María! j Quien en Ti cree y acude a Ti, se salva, y aquel que se aparte de Ti, se condena! Seamos , pues, siempre devotos entusias-

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