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188 DÍA ·28 de las Victorias y haga oración ante el al– tar del Corazón Inmaculado de María. La Virgen hizo que el soberbio tuviera un rasgo de humildad para decidirse a caer de rodillas ante su altar. Y eso fué todo. María lo devolvió a la lgl_esia Católica. Así lo cuenta él: "María ha querido ven– garse, de una manera muy propia de su bondad, de mi impiedad para con ella. Nun– ca se borrará a mi memoria el delicioso re– cuerdo del domingo con que fuí acompaña– do por aquella buena alma que jamás me abandonaba, a la Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias." Tuvo muchas repugnancias interiores, pe– ro hizo un postrer esfuerzo, levantó fos ojos para mirar la imagen de la Santísima Virgen, y un rayo de luz y de consuelo inundó su espíritu. La batalla estaba gana– da: triunfó la mirada de María. El canónigo se retiró a un convento franciscano y todo lo demás de su santa vida fué un cántico a la misericordia de esa Virgen bonísima, amparo y refugio de los pecadores, aunque sean los más endurecidos. Oración final, etc. , como todos los días, pág. I 9.

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