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CON FLORES A MARÍA modo contrario , o sea por la humilde re– convención, le haría volver a la luz. El Pa– dre Raulica se expresó en estos términos: - Confieso a usted que me produce gr3n sorpresa lo que me dice, pues, precisamen– te, cuando los hombres más preclaros en . virtud y ciencia del Anglicanismo. como Newman y !vianning y muchos más, se apartan de él y buscan la luz de Roma. us– ted obra al contrario. No puedo compren– der cuál sea la razón que le mueva a dar seme i ante paso. Muy pronto, el Padre Raulica le puso el dedo sobre la llaga: - Usted acaba de confesarme los erro– res de su entendimiento, pero no basta ver la verdad con claridad; es menester, ade– más, confesarla a la faz de todo el mundo." Se ve, pues, que era el corazón el que tenía maleado el canónigo, a causa del orgullo. El Padre Raulica le abre camino para el arrepentimiento. - Bien veo que para esa empresa se sien– te usted desfallecido y sin virtud, y sé tam– bién que yo, por mí, no puedo comunicár– sela; pero lo podrá usted pedir, ayudado de la divina gracia. Pídasela a Dios: sobre todo, vaya al templo de Nuestra Señora