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CON FLORES A MARÍA 13ií María envía a la cabecera del moribundo al Príncipe de las Milicias celestiales, glorioso San Miguel, para que le sirva de ayuda con– tra el espíritu infernal y triunfe y se sal– ve. Pero eso es poco; ella misma acude al lado de sus siervos en la hora final y les saca con bien de aquel amargo trance porque hemos de pasar todos los mortales. Meditemos brevemente en la dulce asisten– cia de María a los moribundos, y pidámos– le no nos olvide en la última hora. Para mejor obtenerla, le dirigiremos las siguien– tes deprecaciones y Avemarías, como en la pág. 1 6. JACULATORIA ¡Virgen, consuelo de los que mueren, asís– teme en el último instante de mi vida! FLOR PARA ESTE DíA Me fijaré bien, al rezar el Avemaría, en las palabras "ahora y en la hora de nues– tra muerte", y las pronunciaré con sincero fervor.
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