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118 Df A. 24 nes se llegaron a las inmediaciones de Pra– da, en el Rosellón. Amenazaban entrar en la villa y mientras, se dedicaron al pilla– je, con lo que hacían mucho daño y cau– saban enorme terror en aquellas pobres gentes. Teniendo necesidad de ir a Barce– lona un vecino de Prada, el Padre Antonio le aseguró que nada le sucedería, aunque había de ver bien cerca a los asaltadores, ni le cogerían ni le robarían, si se com– prometía a rezar cada día tres veces el Pa– drenuestro y Avemaría. Así lo cumplió y, con asombro increíble, hizo sin novedad su v1a 1e. Maravilla es también la que obró con un bienhechor enfermo, estando el Padre An– tonio en el Convento de Santa Eulalia. Fué a visitarlo para consolar y animar al pobre doliente, y como éste le pidiera que no dejara de encomendarle al Señor, el hu– milde refodoso, después de excusarse. le re– citó los Santos Evangelios, y dijo: · "No será nada. sólo le recomiendo que rece cinco veces el Padrenuestro y el Ave– maría", y se despidió, dándole- su ben– dición. No había salido de casa, ni el enfermo acabado de rezar lo ordenado, cuando ya estaba en franca mejoría.

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