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111. - LA PASIÓN DE LOS DESAFIOS ha llevado una inmigración del campo a la ciudad ha provocado la invasión de terrenos frágiles, la alteración del curso de ríos y quebradas y la adapta– ción a la mugre y el desorden. El problema, pues, es demasiado grave para dejarlo a un lado. Si queremos empezar a solucionarlo tendremos que avalar lo escrito por A. Brighenti: "Se precisa un sistema internacional de instituciones, movimientos, estructuras de cooperación, de coordinación y de soberanía compartida, construidos con prácticas de participación de la sociedad civil, que en su conjunto garanticen la orientación del proceso global. Un poder real, capaz de conducir la economía en vista al bien común y de una sociedad internacional integrada y solidaria". En ningún otro terreno podemos afirmar tan rotundamente como en este que Dios todo lo que hizo lo hizo bueno y para buen fin. El deterioro se ha hecho presente por el abuso y la burla de las leyes naturales, el afán des– mesurado de lucro y placer, y el deseo de suplantar a Dios por un hombre convertido en arquitecto inapelable. La catequesis será incompleta si no ayuda a los niños y adolescentes avene– rar y respetar la creación. -Sugerencias para evangelizar la nueva cultura La Iglesia, si de verdad desea iluminar este mundo con el Evangelio, no puede comenzar execrándolo. Tendrá que aceptar las "autonomías" de los diversos saberes humanos en sus búsquedas y alcances. Sobre la eficacia positiva o no de muchos de los recursos de la naturaleza y de las reacciones humanas puede ser definitiva la respuesta de la ciencia. Se nos hizo saber ya en el Concilio: "Si por "autonomía de la realidad terrena" se quiere decir que las cosas creadas y la sociedad misma gozan de sus propias leyes y valores, que el hombre ha de descubrir, ordenary emplear poco a poco, es absolutamente legítima esta exigencia de autonomía ... Pero si autonomía

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