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V8Ugelizar desde los signos de los tiempos Frente a las justas emancipaciones propuestas por la Modernidad, se acen– tuaron en el pasado varios postulados insostenibles: Ser humano y teocentrismo ("los derechos humanos son contrarios a los derechos de Dios")¡ El Estado frente a la Iglesia ("todo el poder viene de Dios"); Culturas y eurocentrismo ("la civilización frente a la barbarie")¡ Las religiones y el catolicismo ("la satanización de la religión del otro"); Los individuos y las instituciones ("la razón es una estructura colectiva"). Tales expresiones de prepotencia y radicalidad llevaron al Concilio a hablar de la libertad en materia religiosa, reconociendo la presencia de Cristo en otras confesiones cristianas, y las semillas del Verbo en todas las culturas. Con prístina meridianidad nos dijo que "las diversas tradiciones religiosas contienen y ofrecen elementos de religiosidad que proceden de Dios" (AG, 11). En nuestros días todas las creencias corren el peligro del "reduccionismo". C Parker ha dicho que "se ha llegado a cierta atomización de los sistemas religiosos, en la medida en que la tradición sagrada tiende a ser leída en la perspectiva de la subjetividad y la afectividad". Y G. Carvajal nos ha puesto en guardia cuando asegura que "!afusión de to– das las culturas en una, como de algún modo propone la globalización, supon– dría un gran empobrecimiento para la humanidad. Se trata de desarrollar las potencialidades ocultas que cada una de ellas tenía adormecidas esperando un catalizador capaz de activarlas". -Una cultura integral Los estados tienen la obligación de garantizar la educación y el adiestra– miento de los ciudadanos en aquellas artes y oficios que les permitan poner al servicio de la colectividad sus talentos y vivir digna y decentemente. La

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