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1111 vangellzar desde los signos de los tiempos más en el gesto y la imagen que en las palabras y los conceptos. No me parece que vayamos a tener mucho éxito entre ellos si insistimos en cauti– varlos desde sólidos "razonamientos". La Iglesia tiene que entrar de lleno en los medios de comunicación en todas sus gamas, desde las escritas hasta las radiofónicas y audiovisuales. Su in– fluencia es definitiva en la formación de criterios, a la hora de tomar deci– siones y hasta de organizar la vida. Methol Ferré nos asegura que "la presencia del neoliberalismo y la globa/iza– ción no sólo tiene un impacto económico, sino también cultural en cuanto na– cen nuevas formas de relacionarse con la naturaleza, con la sociedad, con las instituciones, de los hombres y mujeres entre sí. Además, entran en crisis los comportamientos anteriormente legitimados y socializados por instituciones sociales que se encuentran muy cuestionadas (familia, partidos, Iglesia .. .). La lógica del mercado invade todos los espacios sociales". Estos medios masivos de comunicación han venido a caer en manos de em– presas, empresarios y tendencias que tienen como única meta el lucro y la ideologización. Para sacar ganancias se da cabida a personajes y a concep– ciones de la vida que producen ambigüedades extremas, y a veces verda– deras inmoralidades. Y para influir conceptualmente sobre las conciencias y orientarlas al gusto de los que se empeñan en sujetar todas las manifesta– ciones de la historia y de la conducta humana, se ridiculiza al "adversario" y se proponen las nuevas pautas como única salida inteligente. Muchos de estos estrategas y estas "cadenas" entienden al pie de la letra aquello de que el fin, que para ellos es el lucro o el dominio, justifica los medios. Por esa simple razón les conceden más escenario a personajes obs– cenos, inescrupulosos y enfermizos, con tal de ganar clientes, que a quienes .están capacitados para esclarecer honestamente los hechos. Amparados por una mala interpretación de la "libertad de expresión", único dogma indiscutible, los dueñoc; de los medios y muchos de los que laboran