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IIL- IA PASION DEWS DESAFIO~ :[ 1 111. - LA PASIÓN DE LOS DESAFIOS os años inmediatamente anteriores al comienzo del tercer milenio dieron pábulo a toda clase de conjeturas, miedos y reflexiones. El si– glo XXI comenzaría planteándonos incógnitas. Casi todos aseguraban que estábamos ante un período de la historia cuajado de desafíos, de interrogantes y retos. Se adivinaban apasionantes y decisivos. Abrimos la página con cierto recelo. Sospechábamos que las formas de vida, los hábitos a los que permanecíamos aferrados, iban a ser reemplazados en algunos casos y barridos sin compasión en otros. En el mercado se despa– charían nuevos modelos, impulsados principalmente por dos motores: el de una sociedad que se consideraba demasiado adulta para aceptar normas o modelos de comportamiento sin rechistar y el avance incontenible y desa– fiante de la ciencia y la tecnología. Algunos teólogos y pastoralistas latinoamericanos nos pusieron en guardia para que el paso no resultase traumático. En el Informe 2000, que hemos citado repetidamente, nos recuerdan que "/a vida, la muerte y la resurrección de Jesús, el Cristo, inauguran los nuevos tiempos, en los cuales se entra en el horizonte salvífica del misterio de la reconciliación. "Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, también hombre, que se entregó a símismo como rescate por todos" (I Tim, 2 1 5). Por ini– ciativa amorosa de Dios estamos invitados a ser nuevas criaturas, con acceso al Padre, siendo ministros y embajadores en y desde la historia humana". Efectivamente, no se podían redactar las respuestas antes de que se nos hiciesen las preguntas. Las "novedades" se presentaban tan sorpresivas que

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