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IL· 11 SIGUI DI IAS PREGUNTAS Y IAS BUDAS la cercanía, la solidaridad y un oportuno discernimiento. En este sentido pueden darnos una gratificante lección los pastores de otras iglesias y hasta sectas cristianas que, como se nos ha dicho en Aparecida, "mien– tras estas van en busca de las personas, la Iglesia tiende a esperar a que la gente llegue a ella. ¿No habrá perdido la Iglesia, con el paso de los siglos, la impronta misionera?". Nuestra Iglesia tiene que recuperar la pasión con que abordó el compromiso de evangelizar a finales de los sesenta y las dos décadas siguientes. Posi– blemente, sea necesario retocar los métodos, descubrir nuevos núcleos de problemas y proceder a un diálogo con ideas diferentes, pero en todo caso la táctica definida y el acercamiento descarnado a la realidad que tan lúcida– mente nos ubicaron, se ven en nuestros días como imprescindibles. En este sentido nos orienta la CHRISTUS DOMINUS, cuando nos asegura que "es propio de la Iglesia entablar diálogo con la sociedad humana en la que vive. Por eso, es tarea sobre todo de los obispos, acercarse a los hombres y buscar e impulsar el diálogo con ellos. En estos diálogos acerca de la salvación han de ir siempre unidas la verdad con la caridad, la inteligencia con el amor. Para ello es necesario que se caractericen por decir las cosas con humildad y delicadeza, y por la debida prudencia, unida, sin embargo, a la confianza. Esta, en efecto, por su naturaleza une los espíritus, puesfavorece la verdadera amistad" CH). D. 13). Esa cercanía y ese diálogo no han de llevarnos a bajar la guardia. Los agen– tes de pastoral en general, ante el vacío del que se les hace objeto, ante la indiferencia parsimoniosa de las mayorías hacia lo religioso y, sobre todo, ante el asedio de los medios (orquestados desde determinados intereses políticos y económicos) corren el peligro de "disimular" su condición y de reducir su compromiso y su labor a los pequeños grupos de iniciados e in– condicionales. Ya son muchos los que han hablado de la "secularización" al interior de la misma Iglesia.