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V811UOlizar desde los signos de los tiempos entre otros, nos quieren convencer de que la vida tiene sentido en sí misma desde las pautas que el hombre le señale, sin necesidad de acudir a otra Razón. Creen que en la medida en que se refuerce la ciencia tecnológica, aplicada sin escrúpulos a todos los contextos humanos, desde la producción de alimentos en masa hasta la erradicación de algunas enfermedades y la solución de "algunos problemas" todavía relacionados con lo moral, en esa medida se irán cubriendo las necesidades fundamentales de la persona. Acabo de escuchar la última palabra de una periodista que se considera progre y liberada de tabúes y que habitualmente echa mano de adjetivos como"soez","obsceno", "excrecente"para descalificar a quienes no estén de acuerdo con algunos de los dogmas que repite a cada instante. Muy re– cientemente intervino en un foro que abordaba lo referente a las supuestas "apariciones" de la Virgen a una señora común. Los "seguidores" de la visio– naria han unido fuerzas para poner en marcha algunas obras sociales que, tal como fueron presentadas, eran dignas de encomio. Las iras de la periodista partían de un hecho insólito: las religiosas que aten– dían a los enfermos lo hacían sin pedir a cambio recompensa alguna. Para ella todo trabajo debe ser remunerado. Es decir, no se puede hacer el bien desinteresadamente, al menos en el mundo del consumismo y el engrana– je laboral. Luego puso en práctica lo dicho por Sádaba, que ya hemos citado en páginas anteriores: sólo los estúpidos e ignorantes pueden dejarse seducir por los "mercaderes" de la fe. Los espabilados ya se burlan de esas creencias. Semejantes aberraciones las contemplamos a cada instante en determina– dos medios de comunicación social. Ni siquiera se tiene el rubor de consi– derar que al despreciar y juzgar tan despiadadamente todas las creencias, asumiéndolas como simples quimeras, se está ofendiendo a tres cuartas partes de la Humanidad. En contraposición a esta visión "despótica" e irracional de la vida, del mismo Dios y, por supuesto, de las agrupaciones religiosas, sean cuales sean, he-
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