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1111 11.· U SIGLO DE UlS PREGUNTAS Y LIS DUDAS I En el pasado la Iglesia se empeñó en protegerse con leyes y ordenanzas, con el fin de convertirse en un castillo inexpugnable. Justamente muchos de esos legalismos son los que más daño le han causado y más críticas le han merecido. No se trata de apuntalar escrupulosamente los conceptos. Como decía el Cardenal Newman: "Una simple fides explicita en las palabras de la ecclesia docens corre el riesgo de acarrear la indiferencia entre las clases más cultivadas y entre los más pobres la superstición". No siempre ha aparecido la Iglesia como una "comunidad de hermanos" que, siguiendo a Cristo, invita a todos los hombres a sentarse a la misma mesa y a querer al mismo Padre. J. Martín Velasco nos lo recuerda: "Las cir– cunstancias históricas, la evolución de la misma Iglesia y, sobre todo, el pro– ceso secularizador se han encargado de arrancar una a una las capas de esos caparazones, y la única solución para el cristianismo de nuestros días será, por tanto, desarrollar el esqueleto de una personal vida interior". El misionero que quiera arrojar la semilla del Verbo en el corazón de los hombres de nuestro tiempo, especialmente entre aquellos que se mueven en un contexto de aversión a lo religioso o de utilización impropia del hecho cristiano, tendrá que seguir el ejemplo del profeta Elías que, arando en el desierto, dependiendo para vivir de la harina de una pobre viuda, indefenso ante el poder, termina descubriendo la fuerza de Dios "en el susurro de la suave brisa". En palabras de Simone Weil: "Sólo cuando hayamos aprendido, gracias al silencio de Dios, a"sentarnos a comer el pan del dolor" y no que– ramos "levantarnos desde esta mesa de amargura donde comen los pobres pevadores" hasta que llegue el día señalado por él, sólo entonces estaremos en disposición de reconocer su presencia y de hacérsela compartir al mundo indiferente en el que vivimos". -Ubicar la religión en su lugar Algunos "librepensadores "de los últimos tiempos, no pocos políticos de ocasión y pragmatistas, y los mercaderes de los medios de comunicación,

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