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Vangelizar desde los signos de los tiempos En España un radicalismo de izquierda, abiertamente ateo y anticlerical (dig– no de respeto si procediese de una opción consciente y a la vez respetuosa de otras diferentes), se enfrentó a otra España aferrada a una identidad que, sin lugar a dudas, se asentaba en parte en la impronta cristiana. La guerra que sobrevino no consiguió otro fruto que la división, el odio y el radicalismo. La quema burda de iglesias, sin reparar ni en la historia que reflejaban ni en el arte que almacenaban, llevada a cabo desde la inquina y el resentimien– to, así como el asesinato masoquista de simples curas de pueblo y monjas que nunca habían acabado con una mosca, enardeció a unos pocos ecle– siásticos, que entraron en la batalla desde posiciones excluyentes. Pero la mayoría se mantuvo fiel, disponiéndose a dar la vida si se la pedían antes que dejar solo al Maestro, y supo perdonar a los que, a excepción de algunos líderes, ignoraban lo que hacían. Lamentablemente, la semilla de aquellos mártires se ligó a los ideales de un "caudillo" que se consideraba ungido por Dios y era venerado por la Iglesia. El mimo que se le prodigó a esta como pago por su adhesión trajo muy ma– las consecuencias. Pero el rescoldo viviente de los "mártires" sin otra causa que la del Evangelio, está aún latente. Guzmán Blanco, desde un afrancesamiento que tenía mucho más de pari– sino que de "librepensador", no tuvo reparo alguno en meterse con la em– pobrecida y casi incipiente Iglesia de Venezuela. Al resistirse a asumir sus postulados y proyectos como excelsos, fue perseguida, cerrando los semi– narios, expulsando a varios jerarcas y prohibiendo la entrada a los misione– ros venidos de fuera. Sin darse cuenta despertó la modorra de nuestro pueblo cristiano, incluso la de aquellos que hasta entonces se habían mostrado extrañamente pasivos. Surgieron las primeras congregaciones y carismas nativos que han contri– buido a la inculturación del Evangelio, dando muestras visibles de preocu– pación por los más desasistidos.

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