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V811UOlizar desde los signos de los tiempos está llamada a sanar heridas y a enseñar a los hombres a no hipotecar sus sueños en brazos de las nuevas, atractivas y engañosas quimeras que se le ofrecen. "Nuestra sociedad está enferma, decía el obispo Fernando Sebas– tián, porque desconfía de sí misma... Nadie puede seguir luchando contra su propia alma. Lo que se nos propone como progreso es más bien una huida de nuestra identidad. Nuestra sociedad está enferma porque están rotos los con– sensos sobre los que se apoyaba la convivencia". Ante esta barca a la deriva que conduce a la sociedad el mismo obispo nos sugiere el papel que los cristianos tenemos que dramatizar. "Lo mejor y lo principal que puede hacer la Iglesia es tomar en serio su misión evangeliza– dora, anunciar a Jesucristo. Este no es un mensaje clerical ni privado, es un mensaje abierto, llamado a proporcionar el verdadero fundamento para un progreso verdaderamente humano". Vivimos en una humanidad que aún tiene "alma", pero con frecuencia tan diluida que apenas se percibe su respiración. La "misión ad gentes" de la Iglesia no debe dirigirse tan sólo a los que nunca han oído el anuncio del Evangelio, sino también a los bautizados, y a los ciudadanos de las grandes urbes tecnologizadas que, atrapados por el sopor de la postmodernidad, apenas logran adivinar algo más allá de lo tangible. Sin dejar por eso de an– helarlo con más impetuosidad. Tal vez la nota dominante de nuestra sociedad, como ha dicho un cono– cido periodista católico, sea la "desesperación". La entendemos como el sentimiento profundo de que la vida sólo vale mientras la podemos dis– frutar¡ y que todo lo demás- empezando por la posibilidad de una vida ultraterrena- es un timo. Ya hace muchos siglos Menandro invitó a sus pai– sanos a "comer y a beber" antes de morir, que era lo único aparentemen– te agradable que se podía hacer. Con el paso del tiempo la ciencia se ha empeñado en convencernos de que no hay nada más allá de sus propios dictámenes. No encontrándole sentido al Paraíso de arriba se esfuerza en traerlo a la tierra.

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