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1.-1:AMBIO DE EPOCA y terrible compás de espera, a una rutinaria insistencia en repetir fórmulas que caen en el desierto. -Llamada a ser esperanza Nuestra Iglesia Latinoamericana es "esperanza" para otras que lucen cansa– das y abatidas. Tuvimos momentos culminantes que pusieron a dar vueltas a quienes en el viejo mundo se consideraban maestros sin derecho a réplica. Muchos de ellos cambiaron sus esquemas desde nuestras simples y realistas reflexiones. Si la dejamos sumida en el desconcierto, no podemos esperar menos de nuestros creyentes y comunidades. Abiertos como están a seguir el camino que se les indique, siempre en el contexto de sus intereses vitales, pueden darnos la espalda y caer presa de movimientos, lobbys y hasta titiriteros que, desde los medios de comunicación y estrategias socio-políticas, les ofrecen "recetas para todo". Ya se nos han adelantado muchos. Pero, al insistir en un control omnímodo, anclado a un positivismo sin fondo, han demostrado su incapacidad para cautivar por mucho tiempo. Desde el "mayo francés" que llevó a los abande– rados de un nuevo concepto de libertad a poner el culmen de la felicidad en el "prohibido prohibir", hasta las últimas protestas de los jóvenes griegos, secundados por bandadas de nuevas generaciones, se nos está diciendo que los muchachos no se contentan con simplezas, aunque se dejen embo– bar momentáneamente por ellas. Cuando abran los ojos y se percaten del engaño, ¿encontrarán a los cristia– nos a la vuelta de la esquina aún con la antorcha encendida? Aturdidos por el oleaje contrario, ¿terminarán sucumbiendo también ellos?. La historia nos enseña que la Iglesia siempre debe estar al quite. Sin otras armas ni otra prosopopeya que las que el mismo Jesús puso en sus manos,
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