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V8DU8liZ8F desde los signos de los tiempos blecido contacto con los hombres. Como misterio- sacramento la Iglesia se asocia al misterio de Cristo, del Espíritu y de la Trinidad. Desde una Iglesia concebida como misterio-sacramento deben expresarse los acontecimientos salvíficos que lleva a cabo la liturgia. Y misterio- sacra– mento son los siete sacramentos desde los que se derrama la gracia y se santifica la trayectoria del cristiano. Misterio- sacramento son las verdades reveladas y es la unión entre lo visible y lo invisible. Aunque algunos dicen que ese misterio-sacramento limita la razón, Boff nos asegura que "el verdadero concepto cristiano y antiguo es el del misterio como lo ilimitado de la razón, constantemente desafiada a ver, gozar y dejarse aga– rrar e imbuir por la gratificante significación salvífica de la revelación del desig– nio de Dios afavor de los hombres y del mundo". Para que la Iglesia sea verdadero signo de salvación, sacramento que llene la casa de Dios de hijos, Pablo VI la invitó a "liberarse de ciertas estructuras históricas que actualmente se manifiestan como deformaciones de su carácter evangélico y de su misión apostólica y realizar un examen crítico, histórico y ético que le proporcione la verdadera forma en que la generación actual desea reconocer la figura de Cristo". La Iglesia debe ser signo e instrumento de la implantación del Reino de Dios en el mundo. Y lo será cuando logre formar una verdadera comunidad de hermanos entre todos los que creen en Cristo. Y esta comunidad, aunque esté conformada por diferentes núcleos y distintos coordinadores, tiene que llegar a ser el Pueblo de Dios. Y, por último, todos los miembros de este Pueblo deben sentirse unidos, no por intereses sociales, políticos o de cual– quier índole, sino por la misma fe en Cristo y la confianza en el Espíritu, que los hace parte del "cuerpo de Cristo". No podrá ser un misterio sacramental si no se afianza sobre una comunidad de hermanos. "Si el misterio de la Iglesia no se concreta en la comunidad, si líél