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V8Ugelizar desde los signos de los tiempos que pululan a todo lo largo y ancho de la geografía del universo, es para quie– nes Dios trabaja en la historia y con quienes pacta su alianza reveladora y sal– vadora". Me duele mucho saber que en la Iglesia hay carismas que pretenden gastar todas sus energías en la conversión de los ricos. Y otros que miran con recelo a los que no son pobres. Ninguno debería ser legítimo si no entiende que unos y otros, pobre y ricos, forman parte de la misma familia y tienen que sentarse a la misma mesa. Sin hacer distinciones y sin tratarlos por separa– do. La relación no debe basarse en la misericordia del poderoso para con el que no tiene nada, sino en la convicción de que ninguno de ellos podrá entrar en el Reino de los cielos si no andan el mismo camino en la tierra. En el llamado primer mundo pobre no sólo es el que carece de bienes y ser– vicios, sino el que, por el hecho de ser anciano, ve transcurrir sus días en soledad. Es tan pobre el que ha caído en el vicio de la droga como el que, sin haberlo hecho, es seducido por un tipo de vida hipócrita que no le permite ser él mismo. Lo es la mujer que, sin la ayuda de un esposo, saca adelante a sus hijos en circunstancias muy desventajosas, y aquella que, liberada de cargas, cae en las garras de una frivolidad despersonalizadora. Es quien se siente perseguido por ser fiel a un credo o a una manera de entender la so– ciedad y la misma vida, y lo es quien, sin desearlo, advierte en su mente y corazón una forma de sexualidad diferente a la que le marcan los patrones. En el mundo más olvidado, entre aquellos que sobreviven en medio de los contrastes más extremos, como suele ser el de los países latinoamericanos, pobre es el que no tiene dónde reclinar la cabeza ni cómo darle de comer a sus hijos, y pobre es también el que funge de opresor. Uno y otro permane– cen atados a formas de esclavitud que la fe cristiana considera indignas. La Iglesia debe detectar dónde hay menos humanidad, dónde es preciso aplicar el bisturí y dónde proceder sin contemplaciones para que se dé la "comunidad de hermanos" que es ella misma y de la que nadie puede ser

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