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V. -ANUNCIAR UNA IGLESIA FRATERNA ayudan a la comunidad a integrarse, enriquecerse, afianzarse y mantenerse boyantes en el tiempo. Y los segundos a abrirse a la creatividad, necesaria para no dejarla fuera de la dinámica del mundo., La Iglesia es Pueblo de Dios que peregrina en este mundo. Y al pueblo le dan consistencia tanto los líderes que lo conducen como los soldados que lo conforman. Todos son necesarios. Cada uno puede prestar su peculiar co– laboración y nadie debe ser obviado, por torpe que nos parezca. La discri– minación en el seno de las familias produce rencillas, envidias y pleitos que dividen y restan. Y la Iglesia es, ante todo, familia. Leyendo la autoridad en clave de servicio el obispo es el pastor que, en me– dio de la comunidad que se le encomienda, aprende de la experiencia de fe y de los ejemplos de sus hermanos y, a su vez, da testimonio de la fe común de la Tradición. El párroco no debe apreciarse como quien administra losa– grado, sino como animador y coordinador de la riqueza de dones que hay en su comunidad y que debe conducir a la unidad y la adultez del Pueblo de Dios. Los religiosos, que equivocadamente quedaban fuera del circuito del pueblo, son llamados a insertarse entre los humildes, a dar testimonio de su entrega, a orar por la comunidad y a formar sustratos proféticos. Los teólo– gos y pastora listas no son sólo los expertos que formulan utopías e interpre– tan la doctrina, sino peritos que ayudan a esclarecer, a sintetizar la sabiduría cristiana, sin apartarla de la sensibilidad popular. Los muchos servicios que ha de prestar la Iglesia, si desea cumplir cabal– mente con la misión que se le ha encomendado, exigen la participación de todos los bautizados y no sólo de las ideas maestras de los entendidos. Fun– damentalmente la misión pastoral debe abarcar cuatro estratos: el anuncio, la celebración, la actuación y la coordinación. "Lo importante, aclara Bojf, es que la comunidad se sienta representada y ser– vida por medio de estas tareas. Sin la comunidad, el ministro no sería nada; sin el ministro, la comunidad se sentiría empobrecida. Hay, pues, una fusión

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