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V811UOliZ8f desde los signos de los tiempos tre las personas que la encarnan¡ un diálogo en el que los interlocutores estén dispuestos a dejarse enriquecer por las posturas de los otros, al mismo tiempo que se acompañan los unos a los otros, dispuestos a aportarse mutuamente la sensibilidad hacia otros aspectos y dimensiones del cristianismo, menos desa– rrolladas por ellos, y hacia las que se muestran menos sencillos". Recuerdo la conversación que tuve en Madrid con un anciano párroco, sor– prendido ante la atracción que ejercían dos jóvenes sacerdotes mejicanos que atendían la parroquia vecina. "Con su manera tan espontánea de querer a todos, sus gestos y sus expresiones cercanos y su trato siempre respe– tuoso, hasta con sus modos de desarrollar la liturgia, han logrado llenar el templo. Ynosotros pensábamos que, por venir de una iglesia tan nueva, no tenían nada que enseñarnos". "El desafío mayor con el que siempre se topa la Iglesia, y todo creyente, es esta libertad escandalosa del Espíritu. Resistir a la tentación de ponerle cauces, se– ñala Mardones, de administrarlo, es una dura tarea. La teología, la jerarquía eclesiástica, la autoridad y la "intelligenzia", experimentan la tendencia conti– nua a marcar los pasos del Espíritu de Jesús. Ysiempre en falso". La pureza de conceptos no está encaminada tan frecuentemente como se cree a mantener la fe libre de errores, sino a proteger la seguridad de la Igle– sia y la vanidad de muchos pastores. Si la globalización, en el contexto de sus aportaciones positivas, ha con– tribuido a poner al alcance de todos lo que durante años fue patrimonio de selectos, la Iglesia no puede rechazar la aportación de cada uno de sus miembros. Los que calificamos de más inútiles pueden ser los que más la enriquezcan. De la Fuente lo ha expresado con entusiasmo: "Este modo de vivir la eclesialidad es la expresión de una Iglesia abierta: necesita a las perso– nas ya que se edifica gracias a ellas, especialmente gracias a los neófitos que se van incorporando. Cada bautizado es en consecuencia un don y un regalo para la Iglesia". MiiM

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