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V80UOlizar desde los signos de los tiempos salva. "La función de la teología, dice, es transmitir intacto el misterio de lafe y dar señales externas que justifiquen su significación para el mundo". Públicamente son pocos los que confiesan abogar por esta conducta medie– val. Pero en la práctica le hacen mucho daño a la Iglesia y los que provocan la mayor parte de las críticas que se le formulan. Una Iglesia simplemente poderosa según la maquinaria del mundo se aparta tanto de la que quiso Cristo, como de la que se empeña en quedarse en lo político, lo económico o lo social. A pesar de los matices que se le han dado a la afirmación de que "fuera de la iglesia no hay salvación", muchos siguen creyendo que es una verdad irrefu– table, que la mayoría del universo está fuera del Reino, que con mucha fre– cuencia confunden con la Iglesia, y que la solución es imponérselo. Deberían prestarle más atención a lo afirmado por el teólogo que llegó a la conclusión de que "fuera el mundo no hay salvación". -Postvaticanidad Quienes entienden que la Iglesia tiene que superar lo dicho por el Concilio y ponerse al lado del hombre moderno, tratando de adaptarse a sus gustos y necesidades, y organizando desde esos parámetros la liturgia, la pastoral y la misma teología, consideran que el Vaticano ya se celebró y no ha dado como fruto una Iglesia apreciada y repleta. Para la postvaticanidad la racionalización de todo, las especulaciones teo– lógicas, las ritualizaciones excesivas y estereotipadas han cerrado el paso a los sentimientos humanos y han terminado siendo obligaciones frías y aburridas. Para ellos, según ha dicho G. Faus, "sólo la primacía de lo emo– cional es capaz de establecer un contrapunto ante la maraña de ritualizacio– nes, burocracia y fórmulas hechas de las prácticas religiosas excesivamente institucionalizadas. Se trata ahora de recuperar la experiencia de lo sagrado por el trato directo con lo divino, sin las innumerables barreras y mediaciones

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