BCCCAP00000000000000000000512
vangellzar desde los signos de los tiempos neoliberalismo, por una parte, y del nepotismo y el dominio de minorías po– derosas, por otra, ha de partir de estas prioridades: el imperio de la verdad y su lucha contra la corrupción; la integración regional como etapa en el camino hacia la globalización, la superación de la pobreza y el problema del empleo; la invitación al encuentro con el "otro" frente a una radicalización excluyente; la descentralización y la municipalización como escenario de parti– cipación y desarrollo de la sociedad civil; el indefinido papel del Estado, que si bien se sabe que será pequeño y eficiente, aún no se ha elaborado mayormente sobre su significa– do práctico; el predominante...papel de la mujer vinculada a protagonismos en ¡ términos de poder; la defensa del bien común por encima de los intereses particulares, de grupos, de ideologías y de estrategias; el respeto a la autonomía de las legítimas y necesarias instituciones; la formación de la ciudadanía para afrontar sus deberes, reclamar sus derechos y exigir respeto a sus legítimas libertades. En pocas palabras nos lo ha puesto en bandeja el Concilio Plenario: "Procla– mar y defender los principios y valores fundamentales de inspiración cristiana que influyan en las estructuras sociales: defensa de la vida, destino universal de los bienes, justicia y solidaridad, estando presentes en el mundo de la polí– tica, de la economía y de la educación" (PPEV, 117). Todos somos conscientes de que la Iglesia no puede convertirse en una estrategia política. Pero todos constatamos también cómo la defensa que públicamente hace de los derechos fundamentales del ser humano y el res– peto que exige para los mismos, así como la denuncia profética ante los des– propósitos de algunas ideologías y no pocos gobernantes, se juzgan muy positivamente. li+M
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz