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Y, sobre todo, nos declararnos deudores a la Iglesia de Dios— en ella está incluida la Orden—; por una y otra poco es lo que he- mos podido hacer, mucho cuanto deseabamos llevar a cabo. Conocedores corno somos de nuestros hermanos, tan españo- les como nosotros y descendientes de españoles—lo mismo que no- sotros—, los repúblicos americanos, por haber fnisionado entre ellos, casi un cuarto de siglo, llegarnos a identificamos de tal modo con sus costumbres, COfl su vida y con sus idealismos sanos, no- bles y sinceros que flOS considerabamos entre los nuestros; y les hemos amado tal como correspondía con amor verdadero y cris- tiano a los que supieron dispensarnos, siempre y en toda ocasión, noble y cariñosa hospitalidad, tan española como enla misma Es- paña. Sea esta la ocasión de testimoniar, una vez mas, a los amigos del alma nacidos en toda la América española, nuestro reconoci- miento sincero y fraternal amistad, particularmente, a los de Ve- nezuela, Colombia, Panamá, Cuba, Sto. Domingo y Puerto Rico, por haberles conocido más de cerca. Por nuestra parte queremos que estas lineas den testimonio claro del amor que profesamos a nuestros hermanos nacidos en la America Española, y donde quiera que la divina Providencia ha querido llevar la sangre española; ellos serán siempre grandes e inconfundibles, porque la Raza, dignificada por la tradición y la Re- ligión de nuestros antepasados, tambien lo es por su no desmenti- da. nobleza española, y por su fé no menos españolísima y de ran- cí abolengo cristiano. Sirva esto, a la vez, para ofrendar un pequeño tributo de ad- miración y agradecimiento a todos nuestros antepasados gloriosos, cuya sangte llevamos todos sus descendientes en las venas, por los generosos esfuerzos y socorros de todo genero que los fundadores, pobladores, civilizadores y colonizadores de America, principal- mente los de Venezuela y Colombia, que tanto ayudaron a nuestros Misioneros en la obra de las misiones; y que Dios infinitamente misericordioso les otorgue la luz perpétua y el descanso eterno a cuantos les favorecieron; y por ellos a todos sus descendientes. Por todos elevamos a Dios una oración y pedimos a la augus- ta patrona de nuestras Misiones que interceda para que todos jun- tosensalcemos, eternamente, las misericordias divinas en el cielo.