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or —67 pedira quentas e Vubentario de todos los bienes de la Mision por que dé lo Contrario con tales mutaciones suelen los Pueblos quedar asolados; Y declararnos, que para colo- car los Presidentes en dichos Pueblos, solo es facultatiuo y privativo al R. Padre Pre- fecto con Consejo de los Conjudices dandoles para esto la obediencia. 38. Ytem. Declaramos por la misma Ordenanza nona General que nuestros Mi- sionarios no pueden hir hacer Misíon a las Ciudades o Pueblos, de los blancos sin u - cencla fn scriptis del R. Padre Prefecto y el que lo contrario hiciese sea l)O el mismo 'castigado; Y con las mismas penas arbitrarias seran castigados los que siendo predica- dores con titulo de la orden fueren sin su licencia a predicar sermones Panegíricos ; Y con esto prohibimos en virtud del espirito Santo y con precepto formal d.c Santa Obe- diencia que ningun Misionero que no tiene patente de Predicador de la orden ose Pre- dicar Sermones Panegiricos ni dentro ni fuera de la Mision; vajo la pena de transgreso- res de la regla y constituciones-Apostolicas, 39. Ytein. Declaramos segun la misma Ordenanza General que para venir a Es- paña qualquiera Misionero es preciso observe todo lo .que preuienen las Reales Zedulas y el que sin nuestra licencia o a lo menos del R. Prefecto, Señor Governador, o Ilustri- sinio y Rvmo. Obispo mas inmediato y en caso rnui urgente (que se expresara en dicha Licencia) viniere a España irremisiblemente sea castigado con pena de Apostata. 40. Ytem. Declaramos que como segun la ordenanza septima General no poda- mos resoluer por estas nuestras disposiciones o Declaraciones todas las dudas y difi- cultades que con él tiempo pueden ofrecerse todos nuestros Misionéros estan obligados a la obseruancia de las ordenanzas reales y a la regla constituciones de nuestra acre- I hica religion, y a todo lo que conduce a la perfeccion Christíana y estado religioso ; ór tanto si alguno de nuestros Misioneros no se conformare con la forma, o integridad de nuestro Santo Abito o lo tragese con alguna abertura en qualquiera parte que sea y fuere en todo conforme conforme al de toda la religion; exepto en la materia por lo mui ardiente del clima o si alguno no cumpliere con las dernas obligaciones. Queremos y - mandamos en virtud del Espirito Santo que segun la calidad y exceso del delito sea corregido y castigado conforme a las ordenanzas reales. - 41. Y aunque con estas nuestras Declaraciones, no entendemos obligar a los Misioneros a pecado alguno sino quando les obliga Dios la Yglesia, y la regla y lo que en ella en virtud de Santa Obediencia, expresamos con todo eso queremos y ordena- mos que los transgresores sean castigados con las penas en las Reales Ordenanzas con- tenidas, y en nuestras constituciones; Y silos RR. PP. Prefecto, y Conjudices no fue- ren los primeros en obseruarlos o fueren negligentes y omisos en hacerlos obseruar y en castigar a los delinquentes ellos seran por nos grauemente castigados, luego que tubierainos noticia, Y para que ninguno de nuestros Misioneros pueda alegar ignorancia de nuestras Deciaraziones, Mandamos al Superior de nuestra Mision, que a su reciuo las haga notorias a todos sus subditos Misionarios, y que se lean en todos los Capitu- los en que se leeran tambien las Ordenanzas Generales de las Yndias; todo lo cual se suplicapít. a su Magestad el Rey nuestro Señor (que Dios guarde) por medio de su Real ConseØ'de Yndias, sea seruldo de aprobar por su Real Zedula, por conuenir así al Seruicio de ambas Magestades, como a la Religion y buen regimen de la Mision. 42 Finalmente exortamos en Cristo Jesus Príncipe y Caueza de todos los Predi- cadores Apostolicos, a todos nuestros Misioneros con lo intimo del Alma pongan en Dios toda su mira y confianza esperando en su díuina misericordia el mas prompto so- corro y auxilio en toda necesidad pues por quenta de aquel gran Padre de familias co- rre el mantenerlos socorrerlos, y asistirlos como cumplan axactamente las obligaciones de su estado y ministerio Apostolico, y que vivan en paz, union, amor y concordia en- tre si sin diulsiones ni parcialidades para que así puedan hacer mucho fruto en las al- mas y lograr la mas, copiosa bendicion de nuestro Amantísimo Dios. Y lleuando siem- pre guardado el Santo temor dlulno procuren por donde quiera que anden ser a todos todos expectaculo de buen exemplo a Dios, a los Angeles, y a los hombres predicando mas con obras que con palabras mas con su vida que con su doctrina teniendo presen- te la quenta estrechisima que han de dar a Dios en su tremendo Tribunal. 43. Y porque la experiencia es Madre de la ciencia no pudiendo nosotros por falta de practica disponer y ordenar todas las cosas que en el discurso de la Mision se

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