BCCCAP00000000000000000000511

- 339 - as Dios que premie al ciento por ung los sacrificios de sus siervos, empezó desde este omentomisno a premiar los de nuestros misioneros, honrandolos con el triunfo de mortalidad en su corte, segun pia y probablemente inferimos, y haciendolos resplan- cer nada menos que con el honor de los grandes heroes de la Religion; Quasi holo- usti lsostlamn-accepit illos. - En efecto. hermanos míos, al tratar ci gran Crisostomo de la gloria que se adqui- ron los primeros apostoles de la Religion, la distingue y señala con estos tres carac- res; triunfos resplandecientes, muerte rigurosa, nombre y fama inmortal; ideas rele- ntes, las mismas que concretadas verdaderamente en nuestros misioneros de Guaya- , nos presentan un hermoso cuadro, segun la pintura de aquel santo Doctor. La glo- que consiguieron en sus triunfos fue las primicias o como la semilla de toda su felh dad. Triunfos del- mundo; ellos alcanzaron los ¡mas gloriosos, despreciando solemne- ente todo lo que contiene Su babiloníca baraunda y consagrando sus mas floridos os a Dios en una Peligion cuyo distintivo es la austeridad, la pobreza mas rígida; rtalecidos cotila caridad en este primer tiempo, anhelaron a mayores carismas, a mas ñaladas victorias; la fuerza de su amoroso incendio no pudo contenerse en los limites nuestro hemisferio; los arrebató del seno de su patria, padres y parientes: les hizo rostrar infinitos peligros, furias e intemperies de los mas bravos elementos; los con- jo al Nuevo Mundo para propagar en el sus llamas y para anuncia¡ ci divino nombre aquellos miserables hermanos, que yacían en las más sombrías tinieblas de la infidelI- d. ¡Que no me permita la limitada esfera de una oracion manifestaros los infinitos unfos que del Leviatan soberbio reportaron nuestros heroes en aquellas remotas par- s del globo! que no pueda yo ponderaros las innumerables almas que, lavadas con -la ngre del Cordero en la fuente del Bautismo, fueron el fruto de sus continuas conquis- s! permitidme os diga, sin embargo, que aquellos inmensos bosques, havitados antes r unos hombres semejantes en todo a las fieras, y que solo para la malicia usaban de racionalidad, se vejan ya a los pocos años convertidos en muchos y muy numerosos eblos, que uniformados en los verdaderos templos, cultos y sacrificios, ofrecían al elo y a la República el mas suave olor de las virtudes; gloria al Dios de los ejércitos, y or al legitimo monarca de las Españas; estas eran las voces y sentimientos que reso- ban en el pecho agradecido, en el pecho de aquellos nuevos indios cristianos al refle- de su rcgeneracion e ilustracion. Y ¿no son estas unas victorias las mas honrosas, os triunfos los mas resplandecientes?. Ellos mismos. pues, fueron el principio o como causa original de su-rigurosa muerte, y su muerte nos los recuerda hoy para colino tal de sus honores. El mundo se empeña en preconizar a los vanos conquistadores, strumentos muchas veces de la colera del cielo; pero Dios toma siempre a su cargo el nrar a sus siervos con coronas inmarcesibles de una gloria inmortal: si sus cadaveres n devorados o hechados a las aguas, sus miembros esparcidos, sus cenizas aventadas, bondad y poder infinito de este benignisiino-Dios sabrá reunirlos a su tiempo para rmar unos cuerpos resplandecientes e inmortales; Et lo tempore cnt respectus iliorum. Libertinos oficiosos, insurgentes antifrailescos... ¡eh! ¿visteis para que sirven los- ailes? no&para las miras religiosas meramente y para los progresos evangelicos, rio; to son frIbleras mutiles en vuestro blasfemo diccionario. Sabed ya que sirven tambien la República y al Estado, para extender sus dominios a costa de sacrificios los mas traordinarios, sirven para formar nuevos vasallos y nuevos pueblos a fayor del sobe- no; sirven para inspirar en ambos hemisferios hasta a costa de su sangre, odio eterno ntra la anarquia, que vosotros lejos de odiar como debeis fomentais con vuestras senfrenadas pasiones; sirven.., preguntad al reconquistador de Venezuela, al Exce- ntísimo señor Morillo ¿para que sirven los frailes? Con una sola respuesta quedareis formados, no solo de que son utiles, mas tambien de que son necesarios: escribiendo te gran General desde Americe al Consejo de Indias en Madrid solicitando un gran mero de Misioneros, en que tuve el honor de ser contado, prorrumpió en aquella tan oriosa expresion; «que la larga experiencia le habla enseñado en aquellos paises, que - nde existían Padres Misioneros, o no habla habido insurreccion o había sido menos olento su fuego.» El os dirá-no menos.., pero yo me desvanecia: volvamos al intento. Visteis ya, aunque solo en breve compendio, como los triunfos de nuestros misio ros en ambos mundos forman una buena parte del caracter de su heroicidad. Con do, silos combates que sostuvieron hubieran sido menos sangrientos, serian tambien

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz