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- 331 s cosas humanas? irritada contra los crímenes amontonados en el globo casi mas equeño del espacio ¿.10 habrías tal vez abandonado a una horrorosa casualidad, como n otro tiempo opinaron los ateos y'niarcionitas? ¿habriaste olvidado que es el hom- re objeto peculiar de tus bondadosos designios, y entregadolc al curso ciego y turno!- ano de las pasiones? ¿donde descubriremos ahora como antiguamente tu bondad y rovidencia a lo menos para con los que te sirven? Libraste entonces a un Noé de la eneral inundacion, a un Abrahan de la mano perseguidora de los caldeos, a un Lot las llamas de Pentapolis, a un Elias del furor de Acab, y a un Daniel de las garras e los leones, como, pues, para tus amados siervos que extendían tu preciosa herencia n una gran parte del alto emisferio, no ha podido haber libertad, preservacion ni de- ensa? ¿Como no los has librado de la horrorosa tempestad que se ha movido en las aargenes del Orinoco? ¿cómo no han podido salvarse de las llamas revolucio'narias que brasan aquellos vastos paises? ¿cómo n.o los protegiste contra el furor de unos hom- res mas fieros aun que los leones de aquella región? ¿cómo permitiste finalmente que uesen víctimas de las más inaudita barbaridad?. ¿No bastaba el heroísmo con que te hablan sacrificado gustosos la mejor porcion el hombre su libertad? ¿no era suficiente el segundo' sacrificio tan analogo. al de tu nigénito, con que volando a aquel nuevo mundo al traves de. tanto peligro, se consti' uian como nuevos redentores de sus perdidos habitantes? ¿No dijiste por David?... ¿No firmaste por Ezequiel?... ¡Oran Diosl yo ene extravío.., ¡Naturalezal reprime tus fogo- os impetus...Rázon humana, ¡detente!... Deja ya de escudriñar las profundidades y bismos de un Dios que ni aun columbrar te es posible sin perderte para siempre. ¡Que! No habré llegado a entender que yo mismo he sido un objeto peculiar de los cuidados aternales de esta misma providencia? ¿Se habrán borrado ya de mi memoria los varios eligros de mar y tierra de que me hallo libre en el seno de mi amada patria? No os sorprendaís oyentes piadosos; disimulad antes bien mis atrevidas expresio- es como emanadas de un corazón ofuscado con el velo de la mas negra tristeza. Bien abeis que toda pasion levanta unos vapores que oscurecen y aun impiden la razon si s mucha su vehemencia; no extrañéis, pues, haya sido suma la de su tristeza y como rastornada motu entaneamente mi alta, al chocar contra mis sentidos los ecos tristes, s aparatos fúnebres los instrumentos horrorosos (1) con que mi amada madre la Con- regacion Capuchina nos representa las crueldades efectuadas en mis hermanos y com- añeros; al ver que como ot r a Inconsolable Raquel, nos manifiesta su tan justo senti- iento por la injusta muerte de los ma,s apreciables hijRs. Sin embargo, hermanos, yo adoro respetuosamente en el reflejo de mi razón las nescrutables disposiciones de la Provincia, y por más que el espíritu humano, juzgando olo por las apariencias, se desconcierte y escandalice al mirar a aquellos Ministros del vangeilo, como abandonados al capricho de una ruda ferocidad, no puedo menos que enerar la conducta de mi Dios, cuyas miras han sido y serán siempre exacto cumpli- iento de sus eternos designios, cuyos designios no son otros que los de su mayor gb- a y felicidad de las criaturas. Defasores vanos del acaso, callad ya; cesad de ultrajar, al cielo con vuestras blas- emias: na n a, nada hay casual con respecto a la Providencia de Dios, cuya esfera de ue a las repetidas veces que, por especial providencia divina, se libró de la muerte n el corto espacio de diez meses que estuvo en la America, y en el cumplimiento e algunas comisiones a que le destinó la obediencia se anticipa esta pequeña id&i ara evitar otras notas, y para que se atine en la que se irá diciendo en el discurso e la Oracion, que se da a luz a fuera de repetidísimas instancias, para que quede ternizada la memoria de un suceso el más original, y que tanto honor acarreará la Religion y al Estado. - (1) Estaba el túmulo formado de tres cuerpos proporcionados a la Iglesia, pintados e iluminados armoniosa' ente; se vela en att c u mbre una estatua de la fe hermosamente vestida descansando sobre el panteón adornado con s vestiduras sacerdotales: debajo de éste estaban los dos «misterios en medio de las columnas de Hércules, represen- ndo la América; mas abajo las armas de la Religión acuSes; y luego en cada cuerpo se vejan con particular simetría dos los horrorosos instrumentos, a cuya violencia fueron sacrificados los padres Misioneros. NOTA 051. C. —Así debla levantárseles un monumento a estos héroes de la Iglesia, de la Patria, de la Raza y de civilización.

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